CiberHardware de Equipos
Hace ahora 10 años, en septiembre de 2009, decidí incorporar a los servicios que normalmente proporcionaba a mis clientes la venta de equipos montados por mí. ¿Por qué? Hasta entonces los adquiría directamente del distribuidor que tuviese más a mano, pero claro, había ocasiones en que no me quedaba contento: unas veces la caja, que es lo que el cliente ve, tenía algún arañazo; otras, el equipo no iba bien… Así que me arremangué y me puse manos a la obra. Ya había descubierto que las manos del técnico que lo monta e instala tienen que ver mucho en la durabilidad del mismo, por lo que si bien al principio tuve que aprender a marchas forzadas, a día de hoy la mayoría de los equipos que serví en aquellos días siguen en perfecto funcionamiento. Esto me ha permitido dominar esta faceta de la tecnología y es lo que voy a compartir con vosotros.
La configuración de un equipo es toda una ciencia, que comienza con el presupuesto del ordenador: se adquirirá despiezado, por lo que lo primero que se le pregunta al cliente es el destino del mismo, ya que no es lo mismo un equipo de oficina que una estación de trabajo ni un PC Gaming, cada uno tiene su metodología, su configuración y su optimización. ¿Qué tipo instalo más? Normalmente, las estaciones de trabajo son las más cotizadas, así que me centro en ellas para describir el proceso, aunque tocaré en algunos puntos los equipos de Gaming.
La utilidad del equipo seguramente será tratamiento fotográfico, algún montaje de video ocasional y mucho Office, así que comenzamos:
- Placa base con 4 slots de memoria, para que pueda ampliar a lo máximo disponible hoy día si quisiera (64 Gb).
- Procesador i5, de 4 núcleos.
- 8 Gb de memoria
- Disco de 240 Gb M2 (un tipo de disco sólido que, literalmente, vuela). Si se sabe configurar, podríamos llegar a usarlo como memoria RAM por la velocidad que proporciona.
- Disco de 2 Tb para almacenamiento
- Tarjeta gráfica de 2 Gb
- Caja con fuente de 500 W o similar (depende de la finalidad del equipo).
Sobre esta configuración, rara vez se hacen cambios. El importe de la misma varía en función de los componentes, y del requerimiento del cliente: una vez me pidieron una caja que no hiciera ruido, y tuve que adquirir un disipador de temperatura para la CPU de aleación aluminio-cobre, con 11 dB (decibelios) de ruido (eso no es nada, el susurro del viento en un bosque son 14 dB), porque querían que no se escuchara el equipo. 2 años más tarde, todavía alucina con su baja sonoridad (me lo dice cada vez que me ve). Claro que el coste del disipador era el triple que el de fábrica.
El proceso de montaje está muy normalizado pero, aunque parezca muy fácil, sólo se recomienda hacerlo por un profesional versado en la materia, no os vaya a pasar como a un conocido que, un día fue a cambiar la bombilla delantera de su Yamaha y fundir todo el sistema eléctrico secundario. Lo idóneo es tener todos los componentes en la mesa de trabajo, a ser posible bien organizados. En este punto he de hacer mención de un comentario que, los chicos de Frickbox, hicieron al ver el montaje de un equipo Gaming (subido a su propio canal de YouTube): «Ale, tienes un máster en tornillos (porque sé identificar en la primera mirada qué tipo de tornillo, el paso de su rosca y cuál es su finalidad)». El responsable de esta peculiaridad es el profesor de Dibujo Técnico de Ingeniería, D. Isidro Ladrón de Guevara López.
Sobre la placa base, se coloca el procesador y su sistema de refrigeración, que ya trae un adhesivo termoconductor incorporado y no hace falta echarle más, salvo que no sea el original, en cuyo caso dependerá del conjunto que se instale. En los equipos de Gaming recomiendo instalar refrigeración líquida, o un disipador de aire con radiador, ya que el procesador se calienta de lo lindo. No olvides conectar a la placa base el sistema de refrigeración empleado, ya que de no hacerlo, el equipo funcionará correctamente durante 15 segundos y luego podría quemarse, cosa que nadie en su sano juicio querría. Ojo que si conoces el límite de funcionamiento de una CPU y quieres hacer una auditoría electrotérmica integrada en la de Ciberseguridad, se pueden encontrar verdaderos agujeros de seguridad.
A continuación, se coloca la memoria en sus ranuras, comprobando que quedan bien ajustadas. Si sólo hay una tarjeta de memoria, lo normal es colocarla lo más cerca posible del procesador; si hay varias, las placas identifican por colores los buses de memoria, y montándolas agrupadas a pares se optimiza el rendimiento. En los últimos montajes he descubierto que las placas de memoria vienen con un ligero borde interior, lo cual hace que haya que prestar más atención a su montaje.
Todas las cajas traen conectores Dupont hembras (sí, sí, los empleados también en los dispositivos IoT), cuyos pares sirven para indicar el funcionamiento del disco duro, el botón de encendido, en algunos casos, reset, y el led del estado del mismo. Es ahora cuando se enchufan, teniendo especial cuidado de no doblar ningún pin y colocarlos en la polaridad adecuada: los led sólo funcionan en un sentido, mientras que los pulsadores e interruptores, en general, es indiferente. Para no meter la pata, sigo la costumbre de ponerlos todos igual. En algunas cajas, no son pares de hilos de distinto color, sino que son negros, por lo que hay que fijarse muy bien en la serigrafía de los conectores Dupont. También es cuando se conecta el pequeño altavoz de la placa, encargado de avisar mediante diversos pitidos con determinadas frecuencias si el montaje se ha realizado correctamente o no.
En la caja, se fija la chapa de los conectores traseros (en las placas de alta gama, esta pieza está almohadillada, es un gustazo colocarla), con la precaución de verificar que ninguna de las lengüetas de ésta se introduce por donde no debe (una vez, en un equipo de un cliente, me encontré que no le habían montado bien esa chapa y se reiniciaba cuando ponía el móvil a cargar: le hacía masa el conector del puerto USB C…
Se instala la fuente de alimentación, se enchufan los conectores de la placa base y el de la CPU.
Se instalan el resto de elementos: disco duro secundario, cualquier otro accesorio, pero no se conectan a sus tomas eléctricas.
Empleando bridas se optimiza el espacio del interior de la torre, agrupando los cables de datos y eléctricos, prestando especial atención en que no queden sueltos ninguno que pueda inmovilizar las aspas del refrigerador de la CPU (a menos que lleve un refrigerador considerable… pero es mejor hacer bien las cosas).
Personalmente instalo el sistema operativo antes de conectar eléctricamente el resto del hardware. Si todo está correcto, procedo a conectar el segundo disco duro y, si lleva tarjeta gráfica, colocarla en la ranura e instalar lo que sea necesario.
OJO
En las nuevas CPU de Intel, hay modelos sin GPU (sin gráfica, en realidad, la lleva pero no está desactivada en el chip), con lo que si no le pones una tarjeta gráfica dedicada el equipo se lía a pitar y no arranca. Lo curioso es que el precio es el mismo, con GPU y sin ella.
Y poco más. Pulsas el botón de encendido y, si todo ha ido bien, debe de girar el sistema de ventilación. Si se escucha un pitido corto y simple, está correcto. Si no… Deberás poner en marcha tu profesionalidad, porque algo ha fallado y has de descubrirlo.
Es importante ver el interior de los equipos de sobremesa (en los portátiles también es posible, pero invalida la garantía en la mayoría de ellos), porque puedes conocer y ver los modelos de los componentes, saber cómo se conectan realmente y, si en el futuro has de recuperar información forense de alguno de ellos, saber dónde suelen estar instalados, cómo van fijados al chasis, etc.
Este artículo termina aquí, aunque debes permanecer atento a su segunda parte, llamada «CiberSoftware de equipos».